
13 Jul 1923-2023: REPASO A LA HISTORIA DE TURQUÍA EN EL CENTENARIO DE LA REPÚBLICA | Bruno Pujol
Por Bruno Pujol Bengoechea. Profesor de Historia.
En un mes Turquía celebrará por todo lo alto su centenario. La creación y singularidad de esta nación, las dificultades a las que ha tenido que hacer frente durante su primer siglo y su importancia en la geopolítica mundial son tan grandes, que nos ha parecido oportuno dedicar la newsletter a aprender sobre este importante país . Para ello hemos recopilado diversos artículos que recorren su historia desde diferentes ángulos.
El Día de la República es un día festivo en Turquía que conmemora la proclamación de la República de Turquía el 29 de octubre de 1923. Un siglo antes, Mustafá Kemal Atatürk proclamó la el nuevo estado acabando con casi ochocientos años de sultanato y suponiendo el fin del Imperio Otomano y del califato.
En España, donde seguimos mirando a Turquía con clichés caducos, sorprende la poca repercusión que ha tenido esta conmemoración histórica. No así en el resto de Europa y en Estados Unidos donde se ha recordado la importancia histórica del nacimiento de la primera república laica y moderna en un país islámico.
No podemos aislar el nacimiento de la república turca del contexto histórico en el que, tras el tratado (diktat) de Versalles, desparecieron el imperio austro húngaro, el imperio alemán junto con el imperio chino y el imperio ruso.
Un nuevo mundo surge en los años veinte del siglo pasado en el que el inicio de la hegemonía norteamericana y el nacimiento de la URSS van a condicionar completamente a la nueva república turca. Desde 1923 hasta 1989, la mayor frontera durante la guerra fría con la URSS y sus estados satélite, la mantuvo la república turca, lo que explica la privilegiada relación de Turquía con los Estados Unidos y los países occidentales.
Atatürk creó un nuevo estado con sus seis líneas que lo definieron: laico, republicano, estatista, occidentalista, nacionalista y positivista. Creó además el ataturkismo como una ideología que perdura hasta nuestros días.
Su muerte en 1938 no supuso el fin de su obra. Su sucesor, Ismet Inönü consiguió mantener la Turquía republicana y lo más importante: Turquía no participó en la Segunda Guerra Mundial.
Tras el tratado de Potsdam, que diseñó el nuevo mapa geopolítico mundial, Turquía fue desde el principio miembro de la OTAN y se enfrentó a la transición de una república autocrática a una república democrática con enormes tensiones internas de los grupos religiosos, nacionalismo kurdo y presión de la URSS para desestabilizar el gobierno de Ankara. Son los años de plomo de Turquía con cuatro golpes de estado, enormes problemas económicos y una diáspora hacia Europa y Estados Unidos de millones de emigrantes.
En 1974 tuvo lugar la invasión de Chipre tras el golpe de los coroneles en Grecia y la partición de la isla que perdura hasta la actualidad. Sigue siendo una herida abierta en las relaciones de Turquía con Grecia y un problema con difícil solución.
El terrorismo armenio, ASLA, comete atentados contra intereses turcos en EE.UU. y en Turquía, secuestros y bombas con base en Beirut y más tarde en Chipre ocasionando tensiones entre Turquía y la Francia de Mitterrand.
Surge en 1974 el PKK (marxista e independentista) dirigido por Abdullah Ocalan, iniciándose el terrorismo kurdo y la guerra contra esta organización en el sureste de Turquía.
En 1980, tras el último golpe de estado surge un líder que llevará a Turquía hacia la estabilidad política, el desarrollo económico y la apertura al exterior: Turgut Özal. Se redacta una nueva constitución con el lema “El único camino a seguir es Atatürk” otorgando más poderes al presidente y entrando el presidencialismo turco en una nueva etapa de control político hasta la actualidad.
Cercano a la política de Thatcher y Reagan- impulsando las exportaciones e internacionalizando la economía turca- Özal se convierte en el primer embajador del país, viajando a todos los países con intereses para Turquía. De hecho, fue el país de la OCDE que más creció entre 1983 y 1987 con una gigantesca inversión pública y fomento del turismo creándose los grandes holdings turcos (Koc, Sabanci…). Son los años en que se inician y crecen exponencialmente las relaciones comerciales entre Turquía y España, que hacen que los países tengan una privilegiada relación con inversiones mutuas.
En los años 80, tras la entrada de España y Portugal en la Unión Europea, se impulsa desde el gobierno turco la candidatura para la entrada de Turquía, con una permanente oposición de algunos países europeos lo cual ha llevado a que la cuestión esté encallada y ya no sea una prioridad para el actual gobierno turco.
Tras la muerte de Özal en 1993, el país se enfrenta a una muy difícil sucesión en una Turquía transformada con nueva sociedad neourbana, liberal y con graves problemas de inflación y carestía que tensionan el país. Un año más tarde, en 1994, Erdogan será el nuevo alcalde de Estambul iniciándose una carrera política desde la ciudad símbolo del país hasta convertirse en 2002 en el presidente de la república turca.
En las elecciones de 2002, consiguió el 34% de los votos y llegó al poder con una población turca harta de corruptelas, crisis económica y tensión militar.
Su primera visita de estado fue a Estados Unidos y tuvo un programa tendente a cumplir con las exigencias de Europa. En 2004 recibe un no de Europa, mientras que se permite la entrada de Chipre junto con otros países.
Erdogan actuará en consecuencia de estas decisiones alterando la política turca ante una creciente debilidad de Estados Unidos en Oriente Medio, impulsando en Turquía un proyecto de creación de un mercado común musulmán a imitación del MCE en Europa, liderando la geopolítica de unos territorios que solo cien años antes eran parte del imperio otomano.
La nueva política turca se denomina a partir de entonces, neootomanismo. Las relaciones con Europa y el no europeo permanente dan lugar a la “eurofatiga”, siendo la entrada en la unión europea una cuestión que ya no será prioritaria, especialmente tras el Brexit, cambiando la política exterior turca hasta nuestros días y convirtiéndose Turquía en un protagonista clave en Oriente Medio, Asia central y los Balcanes.
En política interior tras el fallido golpe de estado de 2015, el gobierno de Erdogan llevó a cabo una política de cancelación de medios de comunicación y opositores, así como una perpetuación del presidente a través de una reforma constitucional que le llevará a ser presidente durante más de 20 años, e iniciando un proceso de cambios que cuestionan y cambian la intocable- hasta la fecha- política del fundador de la república, Mustafa Kemal Atatürk.
Turquía celebra el aniversario con grandes retos en su papel como líder en la geopolítica de su órbita de influencia y graves problemas en su política nacional, como el devastador terremoto de febrero de 2023 con más de cincuenta mil muertos, un movimiento migratorio interno colosal, la hiperinflación que vive el país (registrando un máximo de un 85,5% en noviembre del año pasado). Mientras, la lira turca registra sus mínimos históricos frente al dólar y el euro.
Sin embargo, y a pesar de sus tropiezos, los turcos parecen mantener su inclinación por Erdogan. El hombre fuerte de Turquía tendrá otros cinco años más de Gobierno con los que contará, además, con mayoría parlamentaria. Un periodo que le podría hacer llegar a comandar su país por un cuarto de siglo sin ininterrupción, más que el mítico Mustafa Kemal Ataturk, fundador de la República.