El mundo griego antiguo estuvo formado por un conjunto de ciudades y sus correspondientes colonias repartidas por el territorio de la actual Grecia, costa de Turquía, costas del mar Negro, islas del Egeo y del Jónico y Sicilia. Los antiguos griegos nunca fueron una sola nación y, de hecho, pasaron mucho tiempo guerreando entre sí. Así pues, describir el mundo griego resultaría una tarea llena de matices, contradicciones y excepciones, dependiendo de las épocas y los lugares elegidos.
La Atenas de Pericles es, sin duda, el exponente más notable de gran parte de las costumbres, creencias, expresiones artísticas, pensamiento político y religioso, virtudes y defectos de lo que, como convención, denominamos Antigua Grecia. En pocos decenios, se produjo en Atenas una concentración de poder político y económico, pensamiento y talento artístico que quizás no tenga comparación en toda la historia de la Humanidad.
La Roma de Augusto. El ordenamiento de la Roma republicana no estaba concebido para gobernar un imperio, sino un territorio de extensión modesta. Obsesionados con no poner todo el poder en una sola mano, los romanos se vieron obligados a conceder poderes temporales extraordinarios a sus generales en momentos de crisis. Era cuestión de tiempo que alguno de ellos intentara apoderarse de todo el poder. Aunque una conspiración de senadores consiguió evitarlo asesinado a Julio César, la dinámica era ya irreversible, y de las cenizas de la guerra civil posterior emergió una figura que transformaría notablemente Roma, y con ella todo el mundo occidental: Octaviano Augusto.
Político inteligente, prudente e implacable, su largo reinado y la posición de predominio de Roma en el mundo le permitieron construir un nuevo orden político y social alimentado por una ficción: el mantenimiento de la República.
Programa:
Profesor: Javier Alonso
Duración: 20 horas lectivas en 10 sesiones de dos horas
Fechas: del 11 de enero al 14 de marzo
Horario: jueves de 11.00 a 13.00 h.
Precio: 280€ en enero y 280€ en febrero