CUESTIONANDO LOS MODELOS SOCIALES

¿Podrá haber transformaciones en la sociedad, en el sistema, si no cambian los modelos que se valoran a través de los medios de comunicación, a través de las conversaciones en el seno de la familia, de los entornos en los que nos movemos? ¿Qué pasaría si en vez del futbolista de éxito o el empresario que gana millones se destacara con asiduidad la labor de activistas, humanistas, pensadores, científicos, colectivos entregados al bien común, haciéndolos pasar al primer plano de la actualidad?

Pensemos desde el punto de vista de satisfacción con nuestra existencia (“óptimo moral”) y veremos que Es el beneficio inmaterial, más que el material; la sensación de que aportamos algo valioso a los seres cercanos y a la comunidad, lo que nos impregna de una cierta plenitud.

Descubrir la pasión por una actividad y compartirla con los demás; transmitiendo nuestros conocimientos; servir a otras personas, convertirnos en actores de “comportamientos de bella factura”, alcanzar la satisfacción en lo cotidiano.

¿Cómo lograr vivir de la manera más digna posible; cómo afrontar y no ser partícipes de la fealdad moral que nos envuelve? ¿En qué manera también somos responsables de esa fealdad con nuestra inacción? Llega un momento en la vida en que se hace cada vez más necesario abrir interrogantes, cuestionar los modelos sociales a los que seguimos sin pensar, dejándonos llevar y buscar esa alegría, esa satisfacción y serenidad interior tan olvidada en nuestro día-día. Esto convierte la búsqueda, el camino, en una aventura alentadora y estimulante.



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