Lo políticamente correcto y la cultura ‘woke’: ¿Un Caballo de Troya para la democracia y la libertad?. Por Winston Manrique.

«Escritores, gestores culturales y expertos en comunicación analizan por qué una acción noble ha derivado en una corriente que coarta la libertad de expresión y de creación. Se unen a otros pensadores y libros que denuncian cómo los extremos de esta corrección política generan lo contrario a lo prometido: involución, puritanismo y temor. Las artes están en su diana y son un campo de minas para los creadores».

 

Lo políticamente correcto y la cultura woke ya son percibidos como un Caballo de Troya de la democracia. Lo que nació como una petición-regalo noble en aras de la justicia social y la armonía ha terminado por minar la raíz y un símbolo del sistema: la libertad de expresión y de creación. Escritores, pensadores y expertos lo han denunciado en libros, artículos y conferencias. Varios creadores, expertos y gestores culturales advierten de la manipulación del lenguaje como arma política y arrojadiza en este ámbito. Recuerdan que la ofensa no está en la palabra, si no en el tono, el contexto y la intención de quien la usa y que la gente no es tan ignorante como se quiere hacer creer; y de que no todo es fobia cuando se formulan dudas, preguntas y reflexiones sobre un tema de minorías o delicado.

Es la batalla por aleccionar y dominar el relato, la narrativa del revisionismo sobre cómo corregir y reescribir el pasado a los ojos del presente e impulsar una generación más responsable desde una hipersensibilidad que asfixia la realidad. Eso lleva a que se asiente la idea de la corrección política de los extremos bien pensantes como una tiranía que genera lo contrario a lo prometido: involución, puritanismo y temor. Ninguna de las personas consultadas no niega que hay muchas cosas que mejorar, pero desde el sentido común. Lo dicen en un momento en que crece la espiral de polémicas sobre el revisionismo a obras de arte, la cultura de la cancelación que no tolera el debate o la discrepancia en favor de un pensamiento único y el habla y la expresión como un campo de minas para los creadores y la sociedad.

A los interrogantes que orbitan sobre este movimiento se suma otro inquietante que acaba de llegar: ¿Será la inteligencia artificial el principal aliado impensable de lo políticamente correcto y lo woke que despoje públicamente los claroscuros del ser humano?

Muchos consideran que libros, canciones, películas, obras de teatro, pinturas, performances y otras formas de expresión, que se hicieron hasta hace poco, hoy serían inviables ante la intolerancia y las amenazas de coacción agitadas por cierto magma de las redes sociales como punta de lanza.

El filósofo, psicoanalista y crítico cultural sloveno, Slavoj Zizek ha alertado sobre la normalización de lo políticamente correcto y la cultura de la cancelación. Y Rebecca Solnit afirmó que “la cultura de la cancelación es un concepto que nos idiotiza”. Lo dijo en rueda de prensa virtual durante la presentación de su libro ¿De quién es esta historia? (Lumen) en el cual analiza el cambio de paradigma entre los que han tenido la voz y los que buscan hacerse oír, a través de una mirada que incluye aciertos y fallos.

Woke, igualdad, justicia, respeto, tomar concienciapolíticamente correcto… Esos fueron los objetivos bien recibidos con los que nacieron estas corrientes que tomaron fuerza en la segunda mitad del siglo XX.

Como signo del tiempo pendular de hoy, lo políticamente correcto ha pasado a ser identificado con conceptos de censura, restricción, intolerancia, acoso, cancelación, ofensa, invisibilizar, enmascarar, dogma, agresión, contradicción, coacción, irrespeto, persecución, dictatorial, manipulación, insensatez, inquisición, asfixiante…



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